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lunes, 25 de junio de 2012



Él ya sabía que ella podía derrumbarse de un momento a otro pero que en menos de una décima de segundo le daba esa dosis  de felicidad que le cambiaba el día. Sabía que ella no le tenia miedo a la vida porque había aprendido a reírse de ella.
Sabía que tenía miedo a las alturas porque más de una vez había estado a tres metros sobre el cielo y había acabado por estrellarse contra el suelo, sabía que sus sueños se habían roto mil veces y ella había dedicado las noches frescas de verano en unir los pedazos. Sabía que su mundo empezaba en las nubes y acababa en las estrellas.

Sabía que era todo lo contrario a él,  que ella ni si quiera se preocupaba de su presente y el vivía planeando su futuro y recordando su pasado, él era el sur y ella hacía mucho que había perdido el norte, y aunque lo sabía, allí estaba él, mirándola como un idiota, los dos enamorados hasta las trancas.